top of page

Teresa Aparicio: "La salud mental no da dinero"

Actualizado: 24 dic 2021


Teresa Aparicio es psiquiatra en el área infantojuvenil del hospital público madrileño Ramón y Cajal


PREGUNTA: ¿Existe cierto tabú entorno a la salud mental?


RESPUESTA: En España hay un pensamiento muy tradicional, muy de "lo nuestro que se quede en casa", de "qué va a pensar la otra gente". Sobre todo en ambientes rurales. En grandes ciudades esta actitud ha pasado a un segundo plano y que ya no existe tanto el estigma por el enfermo mental. Los medios de comunicación, por otra parte, muchas veces no tratan las noticias de forma adecuada y eso no ayuda a erradicarlo. Por ejemplo, cuando se trata un homicidio, siempre se vincula a una enfermedad mental, cuando en muchas ocasiones lo que pasa es que esa persona tiene un rasgo psicopático en la personalidad. Tratar bien esa información es un paso para la desestigmación.


En cuánto al tema del suicidio es un tema un poco controvertido ¿Es mejor contar el número de personas que se suicidan o no hacerlo? No lo sé. Pero es muy grave el incremento que se ha producido en adolescentes, por eso es tan importante la prevención.


P: ¿Cree que el ámbito mental está olvidado dentro de las políticas de sanidad pública?


R: Desde siempre. La salud mental realmente no da dinero, los trastornos mentales son normalmente crónicos, por ello no se invierte en investigación y es un área de la salud que siempre ha estado más dejada. La pandemia lo que sí es cierto es que está visibilizando es que es importante tener una buena salud mental, no sólo física.


La gran mayoría de patologías mentales que tratamos no tienen un fármaco específico que las cure. Una depresión o una ansiedad sí, pero para una psicosis no existe un fármaco diana. En cuánto a salud mental no tratamos directamente la enfermedad, tratamos síntomas.


P: ¿Hacen falta sustituir las medidas de carácter reparativo por otras con un fin más preventivo?


R: Se deberían tomar medidas preventivas, lo que pasa es que hacer una campaña de prevención como debería hacerse desde la infancia, es muy necesaria pero también muy costosa. Se deberían incluir por ejemplo en los programas del Niño Sano. Es verdad que hemos avanzado, porque ahora sí que se indaga en el trastorno del espectro autista, en el TDAH, y en ciertas patologías, pero estamos todavía a años luz a que se haga una adecuada valoración. Se ha avanzado también en el tema del bullying, en las campañas a nivel escolar, aunque creo que deberían ser más completas, porque los profesionales que las imparten no suelen ser expertos en la materia, no son psicólogos.


P: Dentro de la Comunidad de Madrid, en cuánto a la demanda, ha crecido considerablemente el número de pacientes desde la pandemia. ¿Se ha llegado al colapso?


R: Esto pasa en todos los ámbitos de sanidad en general, hay muy pocos facultativos para una gran demanda. La esperanza de vida ha aumentado bastante y eso requiere de más recursos sociosanitarios, ya sólo por ese factor demográfico las plantillas están muy mermadas de por sí. En los hospitales, y después de la crisis, no ha habido una tasa de reposición. Con la pandemia en materia de salud mental se ha aumentado muchísimo la demanda y no hay oferta para poder satisfacerla, sobre todo en el ámbito infantojuvenil, donde los jóvenes están dando más la cara. Esta unidad se está creando ahora, puesto que es estrictamente necesaria, aunque sea una lucha de hace muchos años.


Por otra parte, las condiciones laborales precarias dificultan que la gente formada se quede en lugar de emigrar a otros países. Todo esto también viene de antes, pero la crisis sanitaria lo ha aumentado. En cuestión laboral, cuánto más puestos de trabajo ofertes más demanda profesional vas a tener. En Madrid por ejemplo la sanidad privada es muy potente y se ha movilizado mucha gente a lo privado, lo que provoca que aumenten las listas de espera en lo público. Lo que no es de buen grado es que el paciente tenga que estar esperando en psicología dos meses, porque esta demora supone un impedimento para llevar a cabo un seguimiento adecuado de la patología.



P: ¿Qué opina acerca de la tardía renovación del Plan Estratégico para la salud mental 2021-2024?


R: El Plan Estratégico hacía falta renovarlo. En el caso de Madrid sí se ha ido actualizando. En ese sentido vamos bien, aunque no llegamos al nivel de Cataluña, el País Vasco o Navarra, que en materia de salud mental están muy bien dotados. Yo trabajo también en Castilla y León y en este caso depende de en qué provincia estés vas a tener recursos o no. Al final tenemos un sistema nacional de salud que no es real, es más autonómico. En Madrid, cambia depende de en el área sanitaria que estés. No es lo mismo estar en el área de la Paz que en el área de Leganés a nivel de recursos. En ese sentido se plasma la desigualdad geográfica y social.



P: Según una encuesta publicada por el CIS en febrero de 2021, las personas de entre 18 y 34 años son las que más habían frecuentado los servicios de salud mental hasta ese momento. ¿Se han evidenciado estos datos en las consultas madrileñas?


R: En el área infantojuvenil los datos post pandemia han aumentado mucho, es cierto que ya se habían incrementado durante los últimos años pero con la crisis ha sido un boom. En mi opinión después del confinamiento, al estar tan cerca también ha habido un choque de las disfunciones familiares y han surgido muchas patologías. Al estar encerrados en nuestros domicilios durante tantos meses es evidente que han saltado más chispas, ha sido un escenario complejo en el que los padres tenían que trabajar y los niños tenían que adaptarse a la escolarización domiciliaria. Tiene un lado positivo y es que la familias han podido estar en contacto y los padres han podido conocer mejor las necesidades de sus hijos.


P: ¿A qué consecuencias nos enfrentamos como sociedad si no tomamos medidas en cuanto al problema de la salud mental?


R: Primero de todo la pandemia que estamos viviendo en salud mental, no hablo sólo de los trastornos mentales graves sino al miedo a salir a la calle, el miedo a contagiarse... Después, al no tener los recursos suficientes, la saturación de las urgencias saturadas por pacientes que deberían ser atendidos en unidades preventivas psiquiátricas o que necesitan una derivación al centro de salud mental. En el caso de la Comunidad de Madrid los trastornos de conducta alimenticia han aumentado considerablemente y nos hemos visto con que no ha habido camas, ingresos que además suelen ser bastante largos en el tiempo. Ahora se han abierto dos nuevas unidades, pero también se trata de contar con un número de profesionales y poder formar equipos sin demorarse y que la patología vaya aumentando con el tiempo.



P: ¿De qué manera se puede llegar a los recursos necesarios?


R: Tenemos la Oficina Regional de la Salud Mental a la que nosotros nos dirigimos para pedir los recursos, en la medida que pueden nos intentan dotar de lo necesario, todo depende de las partidas presupuestarias. En un centro de salud mental es muy parecido a una unidad primaria, en el sentido de que se tiene un índice de pacientes muy alto, que además están muy malitos y hay una incapacidad para atender. Al final te ves con que el profesional se satura a propósito del esfuerzo, porque es el responsable del paciente.


P: ¿Dónde se tiene que dirigir, o con quién tiene que contactar una persona que empieza a sufrir ansiedad o estrés? En Barcelona por ejemplo, hace menos de un año que hay disponible un teléfono gratuito de prevención del suicidio gestionado por un grupo de voluntarios. ¿Cuál es la situación en Madrid?


R: Un número gratuito específico para la atención psiquiátrica no existe, como tampoco existe un teléfono concreto para un infarto, sino un número de emergencias general que es el 112. No significa que su ausencia sea una carencia en Madrid. Existe por otra parte el teléfono de la esperanza aunque no hay un equipo clínico detrás, sino de voluntarios. Desde el ámbito privado también hay psicólogos que atienden telefónicamente de forma gratuita.


El procedimiento de atención consistiría en el habitual, dirigirse a un centro de salud y gestionar la situación a través del médico de cabecera. Luego hay situaciones muy extremas de agresividad o disturbios en la vía pública, en ese caso es la policía quién se encarga de trasladar al enfermo al centro de salud.


19 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page