top of page

José Antonio Luengo: "Debería plantearse seriamente la figura del psicólogo en centros educativos"

Actualizado: 26 dic 2021


José Antonio Luengo es el decano de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad de Madrid


PREGUNTA: ¿Cuál es, ahora mismo, la situación de la salud mental en nuestro país?


RESPUESTA: La salud mental en general no está en sus mejores números. Las perspectivas de tratamiento y atención en este ámbito son siempre muy discretas, tanto en el tiempo de demora de la primera consulta como más tarde en las consultas de seguimiento. Si miramos los ratios profesionales por números de habitantes estamos muy alejados de lo que Europa tiene y recomienda. Nos faltan especialistas en psicología clínica. Y que éstos dispongan del estatus que les debe corresponder en la estructura.


En España tenemos 6 psicólogos por cada 100 mil habitantes mientras que en Europa se acerca a los 18, es una realidad que estamos por debajo. Luego hay otro elemento que es importante comprender, y es que el abordaje de la salud mental no está solo en la atención especializada sino también en la primaria.


El número reducido de profesionales de psicología en atención primaria limita mucho las posibilidades de buen desarrollo de la atención, esto conduce a concentrar en la especializada todo los problemas, incluso los menores y lógicamente engrosa las listas de espera. El trabajar con una buena atención de salud mental implica también revisar el modelo de atención primaria, incorporando de una manera rigurosa y estructurada la psicología en la misma.



Hay un tercer escalón también importantísimo, tiene que ver con la carencia de profesionales de la psicología en los centros educativos. En el sistema educativo contamos con la figura del orientador. Pero ésta no garantiza el papel de prevención, detección e intervención preventiva en los desajustes emocionales del alumnado.



P: ¿Cuáles son las consecuencias de estas carencias en la salud de la población?


R: Sobre todo ahora se está dando un afloramiento de trastornos mentales y emocionales en la infancia y en la adolescencia. Ya es una realidad y una tendencia que va in crescendo desde el confinamiento. Por lo tanto, no se trata de incorporar psicólogos clínicos o la psicoterapia en entornos educativos, sino de incorporar la psicología educativa como especialidad para realizar una buena prevención y una buena detección.


P: ¿Todavía existe un estigma social en relación a la salud mental?


R: Claro que existe, sin lugar a dudas. Lo que es una evidencia es que la situación que hemos vivido con la pandemia ha empezado a fracturar esa costra, el hecho de que se hable en los medios de comunicación, en el propio Parlamento, en las entrevistas que se realizan a la gente por la calle… la gente habla abiertamente sin problemas.


P: ¿Cree que a nivel estatal se están llevando a cabo políticas relacionadas de manera óptima?


R: Particularmente creo que son muy mejorables en cuanto a estructura y recursos. Entiendo que todo lo que se ponga ahora encima sobre la mesa es poco porque llevamos muchos años de retraso, pero este plan que por ejemplo el Gobierno ha planteado, de fomento del tratamiento de la salud mental y que dura cuatro años, supone rascar la realidad. Serán bienvenidos todos los recursos, aunque son absolutamente insuficientes. Entiendo los plazos pero es importante también que cuando se terminen esos cuatro años se renueven y cuenten con las estructuras con las que sea razonable contar, no creo que estemos cerca de lograrlo.



P: Esto conduce hacia una desigualdad social y económica en el tratamiento de la salud mental que va en aumento.


R: De hecho las consultas privadas ahora mismo están hasta los topes también, efectivamente es un factor de desigualdad social, si no tienes un sistema público de atención razonable que ofrezca garantías tanto en las primeras consultas como en las posteriores, sin demoras, efectivamente habrá gente que pueda permitirse recurrir a lo privado y otros que no, que son los mismos de siempre, los que menos tienen.


En ese caso se tienen muchas más posibilidades de sufrir, aunque tampoco es cuestión de cuantificar. Un buen ejemplo es la situación que se ha dado durante el confinamiento, ha habido franjas de población que han vivido en veinte metros cuadrados y han pasado cuatro meses allí, son esos grupos, aunque no sólo, los que se han visto vapuleados durante la dura experiencia. En general las personas que más tienen siempre juegan con más ventajas, pero por eso es necesario el sistema público: para equilibrar la igualdad.









898 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page